En la sala de Abrazo de Vergara continúa la sucesión de las guardias que arrancan en la Sala de la Batalla de Almansa. El período que abarca comienza con Fernando VII y concluye con 
el monarca Alfonso XIII.

En esta sala, junto con el despliegue de cuerpos de infantería y de caballería encontramos dioramas que representan sucesos como el Desembarco de Fernando VII en el puerto de Cádiz, la anécdota histórica reflejada en la frase “Manos blancas no ofenden”, pronunciada por Francisco Tadeo Calomarde tras la bofetada que recibió por parte de Luisa Carlota de Borbón Dos Sicilias o la marcha de Alfonso XIII al exilio tras perder las elecciones convocadas el 12 de abril de 1931, que dieron la victoria a los republicanos.

Destacamos también el diorama de “Vivan las cadenas”, el lema acuñado por los absolutistas españoles para celebrar la vuelta de Fernando VII del destierro en Francia y la derogación de la Constitución de 1812, la primera Constitución española aprobada por unas cortes. Los dioramas están dispuestos alrededor de la maqueta central que representa el histórico Abrazo de Vergara, simbólico gesto entre los generales de los dos bandos enfrentados en la Primera Guerra Carlista.

Aunque el hecho más destacado sobre esta sala fue su conversión, durante el gobierno de la Segunda República, en el despacho del entonces ministro de Justicia García Oliver. Su traslado del gobierno republicano de Madrid a Valencia supuso la confiscación o cesión de palacios de gente adinerada o aristócrata para establecer las instituciones. Tal es el caso del Palacio en el que ahora nos encontramos, el cual acogió al primer ministro anarcosindicalista, Juan García Oliver.