Sala de Victoria Eugenia

En esta sala continúa la sucesión de las guardias que arrancaban en la Sala de la Batalla de Almansa. El periodo que abarca comienza con Fernando VII y concluye con el monarca Alfonso XIII. En la sala podemos ver un despliegue de cuerpos de infantería y caballería en sucesos de la historia de España como: el Desembarco de Fernando VII en el puerto de Cádiz, una anécdota histórica que se refleja en la frase: “Manos blancas no ofenden”, pronunciada por Francisco Tadeo Calomarde tras una bofetada recibida por Luisa Carlota de Borbón dos Sicilias.

Otro diorama interesante que podemos contemplar es aquel que está representando la frase: “Vivan las cadenas”, lema que fue acuñado por los absolutistas españoles celebrando la vuelta de Fernando VII con la derogación de la Constitución de 1812, primera Constitución española que fue aprobada por unas cortes.

Mirando de frente desde la entrada, se dispone el diorama que representa El Abrazo de Vergara acto de paz que tuvo lugar el 31 de agosto de 1839 y que puso fin a la Primera Guerra Carlista. Fueron una sucesión de guerras civiles ocurridas en España en el siglo XIX. Tras la muerte de Fernando VII, designó como sucesora a su hija Isabel, menor de edad, quedando bajo la regencia de su madre. El hermano del monarca, Carlos María Isidro reclamó derechos hereditarios para la sucesión del trono. España se dividió en dos bandos: isabelinos (partidarios de Isabel) o los carlistas (partidarios de Carlos María Isidro).

En el diorama se representa el abrazo entre los generales Espartero y Maroto ante las tropas de ambos ejércitos (carlistas e isabelinos) reunidas en los campos de Vergara, siendo la confirmación de un convenio que tuvo lugar dos días antes y donde se ponía fin a la Primera Guerra Carlista.

El hecho más destacable sobre la sala en la que nos encontramos fue su conversión, durante el gobierno de la Segunda República, en despacho del entonces ministro de Justicia García Oliver. El traslado del gobierno republicano de Madrid a Valencia supuso la confiscación o cesión de palacios de familias adineradas o de la aristocracia para el establecimiento de instituciones. Ese fue el caso del Palacio en el que ahora nos encontramos, que acogió al primer ministro anarcosindicalista, Juan García Oliver. En esta sala desarrolló las leyes que dieron por primera vez en la historia de España los plenos derechos civiles a la mujer: el derecho de viajar, de tener una cuenta bancaria, de divorciarse o de tener la custodia de sus hijos, todo ello sin la obligación de disponer del permiso de un tutor masculino. Por ello esta sala y todo el edificio constituyen un lugar histórico para la historia de la mujer y de los derechos civiles de España.