PALACIO DE LOS MARQUESES DE MALFERIT
¡Bienvenidos a L’Iber, Museo de los soldaditos de plomo!
Vais a descubrir uno de los tesoros arquitectónicos mejor preservados de Valencia: el antiguo palacio gótico mediterráneo del Marqués de Malferit. Ubicado en la histórica calle Caballeros, nos encontramos cerca de la Catedral y de la Iglesia de San Nicolás, en el corazón medieval de la ciudad.
Nos trasladamos al año 1238, tras la conquista cristiana de Jaime I, esta zona fue donada a sus conquistadores. En el siglo XIV, la calle Caballeros se transformó en el barrio preferido de la nobleza y los militares valencianos, creando un trazado urbano que ha sobrevivido hasta nuestros días.
Este palacio ha sido testigo de siglos de historia valenciana. Originalmente vinculado al linaje Mercader, pasó por las manos de don Juan de Brizuela y Artés de Albanell, señor de Alcolecha y caballero de la Orden de Montesa, antes de convertirse en propiedad del marqués de Malferit, título concedido en 1690 a don Francisco Roca y Ripoll.
Exterior del Palacio
Los orígenes del edificio se remontan al reinado de Jaime I el Conquistador, quien documentó su existencia en el Llibre de Repartiment de 1277, el registro de donaciones reales tras las conquistas. Aunque no conocemos la fecha exacta de su construcción, el prestigioso historiador valenciano Arturo Zaragozá lo sitúa a finales del siglo XIV. En 1893, el arquitecto Lucas García Cardona transformó significativamente el edificio, dotándolo de una nueva fachada inspirada en el Renacimiento italiano.

Al entrar, descubrirán la típica estructura de una mansión señorial valenciana. Desde el hall de entrada, accedemos a un patio descubierto rectangular, herencia del impluvium romano, que articula todo el interior.
La impresionante escalera de piedra que ven en una de las esquinas del patio se apoya en dos medios arcos rebajados. En el punto de apoyo, observen la columna con capitel toscano coronada por un animal alado que, según el arquitecto Emilio Rieta, representaría un unicornio (¡aunque curiosamente no tiene cuerno!).

Interior del Palacio
Con 1.500 metros cuadrados de planta, el palacio conserva el ambiente decimonónico que caracteriza a las casas señoriales valencianas. Originalmente, sus habitaciones estaban decoradas con lujosos tapices, telas y cortinas pintadas. Al recorrer sus estancias, notarán los techos artísticamente trabajados: desde los tradicionales alfarjes de madera tallada y policromada hasta los artesonados renacentistas. Fíjense en los suelos y zócalos revestidos con la famosa cerámica de Manises, y en la decoración basada en los escudos nobiliarios de las familias propietarias. Algunas salas conservan carpinterías que podrían datar del siglo XVIII.
Este edificio tiene también su importancia en la historia contemporánea: durante la Guerra Civil Española fue confiscado por el gobierno de la Segunda República y se convirtió en sede del Ministerio de Justicia bajo Juan García Oliver. Se cree que su despacho estaba ubicado en la que hoy es la Sala Victoria Eugenia.
Tras la guerra, el palacio fue alquilado al arzobispado hasta que en 1945 lo adquirió la familia Noguera. Inicialmente usado como vivienda particular, con el tiempo se fueron instalando diversos negocios familiares, culminando con el gran proyecto museístico liderado por Don Álvaro Noguera Giménez. Actualmente, el edificio alberga el Centro Cultural L’Iber de la Fundación Libertas 7, que incluye el Museo L’Iber, la Librería L’Iber, la Biblioteca L’Iber y el Instituto Valenciano de Estudios Clásicos y Orientales, dirigidos por su hijo Alejandro Noguera Borel.