EL MAL DE PLOMO
Las figuras de plomo pueden sufrir un deterioro conocido como «mal de plomo«. Este fenómeno se manifiesta como un polvo blanquecino o grisáceo en la superficie de la figura y, si no se trata a tiempo, puede hacer que la miniatura se desintegre completamente.
Pero… ¿qué es el mal de plomo?

El mal de plomo es un deterioro de las propiedades físicas y químicas del metal debido a un ataque electroquímico provocado por su entorno, en otras palabras, el metal reacciona de diferentes maneras a su entorno. La velocidad de esta corrosión depende de factores como temperatura, humedad, ventilación y la composición del metal.
El resultado es la aparición de una sustancia gris blanquecina de carbonato de plomo, que puede formarse incluso sobre la pintura de la figura. Con el tiempo, esta corrosión genera costras, hace que el metal aumente de volumen, se hinche. Si sigue así, puede empezar a agrietarse y perder piezas, ¡como si la figura se estuviera desintegrando! El problema es que no hay una solución mágica para detenerlo completamente; solo podemos intentar prevenirlo o retrasarlo un poco.
Desde el museo estamos investigando métodos de restauración para este problema.
¿Cuáles son las causas del mal de plomo?
La humedad alta y la mala ventilación de algunos ambientes favorecen la corrosión. Además, el plomo reacciona con los gases del aire y la contaminación acelera este proceso. El contacto con materiales como cartón, papel de periódico o madera sin tratar, entre otros también contribuyen al daño, ya que liberan ácidos que atacan el plomo. Por último, las figuras de baja calidad son más vulnerables al deterioro debido a porosidades y grietas que retienen humedad.
¿Y las consecuencias?
La corrosión en las figuras de plomo provoca una pérdida de detalles, cubre los relieves y texturas, haciéndolas menos visibles. Con el tiempo, las figuras se vuelven extremadamente frágiles y fáciles de romper. Si el daño sigue avanzando, el deterioro se vuelve irreversible, y la miniatura puede llegar a desintegrarse por completo. Además, el polvo de plomo que se genera durante este proceso es tóxico, representando un riesgo para la salud si se inhala o ingiere accidentalmente





Cómo prevenir el mal de plomo
Para prevenirlo, hay que mantener las figuras en un ambiente seco (menos del 50% de humedad) y utilizar gel de sílice en cajas de plástico o madera tratada. Se deben pintar y barnizar las figuras para protegerlas, evitando tocarlas con las manos desnudas y guárdalas en vitrinas cerradas. En zonas húmedas, usa deshumidificadores y evita almacenarlas en lugares con condensación como sótanos o garajes.
Cómo tratar las figuras
Ante los primeros signos de corrosión, es fundamental actuar de inmediato para evitar su progresión. se recomienda lavarla con agua destilada y bicarbonato de sodio, asegurándose de secarla por completo y después aplicar alguna medida de protección y alguna barrera como el paraloid para asegurar su preservación.