Sala Época Napoleónica

Esta sala, como su nombre indica, se encuentra dedicada a miniaturas de la época del Primer Imperio Francés y de la Guerra de Independencia española. Podemos ver dioramas, viñetas y figuras individuales que componen la sala representando distintos tipos de tropas francesas, escenas del día a día de los soldados franceses, batallas como Waterloo, Austerlitz o Quatre Bras etc., mezcladas con tropas españolas que se vieron inmersas durante su participación en la Guerra de Independencia Española contra los franceses. La sala se completa con material gráfico con información al visitante sobre el contexto convulso de comienzos del siglo XIX en el que se encontraban España y Europa. Pueden contemplarse uniformes y efectos militares, copias modernas del colaborador del Museo Alejandro Mohorte.

En la sala, también encontramos joyas dignas de admirar, unas figuras que representan a los granaderos de Napoleón. Estos, fueron tan apreciados por el emperador Napoleón, que entraron a formar parte de su guardia personal. Son piezas importantes que datan de principio del siglo XIX, realizadas por un fabricante francés llamado Lucotte. ¿Qué por qué es conocido? Por ser el primer fabricante de soldados de plomo en tres dimensiones. En las bases de las mismas figuras puede apreciarse el grabado de una “abejita”. Este detalle, y su forma particular, indican que, muy probablemente, estas piezas pertenecieron al hijo de Napoleón, futuro rey de Roma, pues Napoleón seleccionó a la abeja como emblema imperial.

 

Batalla de Austerlitz

 Como diorama principal se expone la famosa Batalla de Austerlitz, o batalla de los Tres Emperadores, que enfrentó el 2 de diciembre de 1805 al ejército francés del emperador Napoleón I contra fuerzas combinadas de rusos al mando del zar Alejandro I y austríacos al mano del emperador Francisco I.

Uno de los mayores triunfos llevados a cabo por Napoleón debido a que el Primer Imperio francés aplastó a la Tercera Coalición de ejércitos tras un difícil combate que se sucedió durante nueve horas. Tras la batalla, se firmaría el Tratado de Presburgo. La batalla es estudiada como una obra táctica maestra de Napoleón, comparada con las batallas de Cannas o Gaugamela en la Antigüedad.