Nos encontramos en el espacio que antaño fue el comedor de la casa señorial, donde tenían lugar las principales celebraciones. La sala está decorada como las grandes salas góticas civiles de los palacios valencianos, comparable a sus equivalentes en la Lonja o el Palacio de la Generalitat.

Si algo llama la atención son los grandiosos jarrones japoneses que se exhiben en su margen derecho. Realizados en estilo Satsuma, estilo que gozó de gran éxito en la Europa de los siglos XIX y XX. Pertenecieron al último virrey de Filipinas. Por su calidad y su tamaño, los jarrones del Museo L’Iber constituyen auténticas joyas, únicas en el ámbito valenciano.

Los tapices que decoran la sala provienen, uno de ellos, de la Real Fábrica de Tapices, la histórica fábrica fundada hacia 1721 por el rey Felipe V en Madrid y, el otro, de Flandes. De gran tamaño y calidad, uno de ellos muestra la Coronación de Marco Aurelio.

El Museo L’Iber, junto con su labor de exhibición de la mayor colección de soldaditos del mundo, es un lugar de encuentro y difusión de la cultura, la historia, el arte y la literatura. Es por ello que una de sus salas tiene por objetivo acoger presentaciones de libros, conferencias y talleres educativos.