Nos encontramos ante la joya del museo. Estas figuras representan a los granaderos de Napoleón, soldados especializados en el manejo y arrojo de granadas de mano. Eran tan apreciados que el emperador los convirtió en su propia guardia personal.

Estas piezas son importantes por su antigüedad, fabricante y procedencia. Se trata de unas figuras que datan de comienzos del siglo XIX y fueron realizadas por un fabricante francés llamado Lucotte, el primer fabricante de soldaditos de plomo en tres dimensiones. En la base de la figura se puede apreciar el grabado de una “abejita”. Tal detalle nos indica que estas figuras pertenecieron muy probablemente al hijo de Napoleón, el futuro rey de Roma, pues la abeja fue elegida por Napoleón como emblema imperial.